domingo, 18 de marzo de 2012

Ocurrió justo, al cerrarse la puerta...


Con cerrojos de un gris intenso y pesado,
condensando las posibilidades que flotaban en las esquinas...
con aldabas, candados y pestillos.


La sensación se pegó por todo el cuerpo,
y la até a mis venas para que no se me escurriera entre los dedos...

Y todo esto ocurrió sin más, 
al cerrarse la puerta...




Café con Agua

2 comentarios:

raúl dijo...

hay sensaciones que no queremos que se nos escapen nunca, ¿verdad? genial sigur rós

Café con Agua dijo...

Y que se queden al cerrarse la puerta... Un beso, enorme!