Con la noche como acompañante, te encuentro en las esquinas.
Inventamos un sueño que llevamos al dormitorio, ese gran universo que has inventado para mí.
Y allí me desnudas todas tus ganas y todo tu deseo.
Para entonces ya sé que lo que me asusta, es tenerlas todas y cada una de ellas revoloteando por mi estómago,
tal vez deba rendirme para aceptar el juego...
y recoger la pelota, que has dejado en mi tejado.
Café con Agua