miércoles, 22 de abril de 2009

Volviendo a la niñez




¡Frota, frota!-Decía la jovenzuela, con una mezcla de deseo y temor.


"Si cumples mis deseos, prometo cumplir los tuyos también, y por fín te podré liberar de esa maldita lámpara."


Pero el cuento se invirtió, y además de no realizarle ningún deseo a la jovenzuela, el Genio de la Lámpara, salió liberado y desapareció para siempre.

Sólo le quedo una moraleja de la que aprender a la pequeña campesina (que más tarde se convertiría en Diosa...):






Café con Agua






2 comentarios:

Argax dijo...

Quizás sus deseos si se realizaron, sus verdaderos deseos, esos que no necesitan de genios para ser cumplidos.

Como siempre, me calmas y me haces conectar con lo verdadero.

Merypipis dijo...

Uno de mis grandes deseos sería volver a caminar por mi niñez...pero verlo desde fuera...vivrlo de nuevo sería prácticamente imposible ^^


Deliré en este café...


un beso!